Mide tus palabras

Relatos de Aster Navas

Thursday, August 25, 2005

Por supuesto

Todos -incluído Mariano- daban por supuesto que su esposa -el divorcio se había convertido en una guerra- lo amaba con locura.
Nadie imaginaba que a quien de verdad quería era a su mejor amigo.
Todos los operarios -Mariano no tenía ninguna duda- daban por supuesto que trabajaban en una empresa de futuro y que nunca iría a la quiebra.
Nadie olvidó la cara del gerente anunciando suspensión de pagos.
Aquel mediodía al abrir un melón, en el lugar que debía ocupar la pulpa, apareció un corazón caliente y palpitante.Mariano lo devolvió, sin darle mayor importancia a la nevera. Por cierto ¿quién coño se creía que al cerrar la puerta del frigorífico se apagaba la luz en su interior?
Todo el mundo -menos Mariano- lo daba por supuesto.
Nadie -ni Mariano- se había tomado la molestia de comprobarlo.

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