Mi diario
Yo, Pablo Barbeito, salgo en los papeles. No, no soy una celebridad ni un personaje pero los diarios me reservan siempre –Pablo Barbeito acude al dentista; Barbeito se baña en la playa; Barbeito se corta el pelo- un espacio en alguna de sus páginas pares.
La primera vez que me vi en el periódico –Don Pablo Barbeito juega a la petanca- me sentí halagado pero bastaron un par de días para que me angustiara: no me sentía perseguido ni acosado por ninguna cámara pero me inquietaba que la prensa aireara –Pablo Barbeito de compras en el súper- mi vida privada.
Decidí llamar a EL ECO pidiendo explicaciones. Una telefonista me pasó con un supuesto alto directivo que me atendió –claro, amigo, no volverá a ocurrir- con ese tono inconfundible que se emplea para despachar a los locos. No sólo no me hicieron caso sino que a partir de ese momento las noticias –Barbeito bebe más de la cuenta; Barbeito tiene problemas de sobrepeso; Barbeito malgasta su sueldo- se volvieron agresivas. Las imágenes, claramente manipuladas, me mostraban bebiendo una pinta de cerveza, luciendo una tripa innoble o pegado a una máquina tragaperras.
Aquello me pareció excesivo y puse el tema en manos de un abogado que –no sabe cuánto lamento no poder ocuparme de su caso…- me acompañó hasta la puerta de su despacho con esa deferencia que reservamos para los pirados.
Decidí entonces que no iba a regalarles ni una sola imagen más y me encerré –Pablo Barbeito no ha acudido hoy a la oficina- en mi domicilio con la esperanza de acabar con aquel reality show. EL ECO, sin embargo, continuo dando cumplida cuenta –Barbeito prepara un pésimo arroz con setas; Barbeito abusa de los somníferos- de mi vida doméstica y me mostró en bata y zapatillas.
Me presenté en la redacción del tabloide, destrocé un par de ordenadores y exigí hablar con su Director: el tipo –mañana mismo, señor Barbeito, zanjamos este tema- me miró con esa sonrisa condescendiente que reservamos para los sonados y me regaló un cohiba.
Les he vuelto a llamar a media mañana: no me gusta nada la foto con que ilustran mi esquela.
1 Comments:
Gracias por otro relato brutal
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